El año 2025 ha estado marcado por un escenario sanitario complejo, definido por la consolidación de las enfermedades crónicas, el resurgimiento de patologías infecciosas y un aumento notable de los problemas relacionados con la salud mental. Este contexto ha puesto de relieve los retos estructurales de los sistemas sanitarios y la necesidad de reforzar las políticas de prevención y atención integral.

Las enfermedades crónicas, la principal causa de mortalidad

Las enfermedades no transmisibles han seguido siendo las grandes protagonistas del panorama sanitario en 2025. Patologías como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la diabetes y las enfermedades respiratorias crónicas continúan liderando las causas de muerte y discapacidad a nivel mundial.

Factores como el envejecimiento de la población, el sedentarismo, las dietas poco saludables, el consumo de tabaco y alcohol, así como la contaminación ambiental, han contribuido a que estas enfermedades mantengan una elevada prevalencia y un fuerte impacto en la calidad de vida de millones de personas.

Salud mental: un desafío creciente y transversal

Los trastornos de salud mental se han consolidado en 2025 como uno de los principales desafíos sanitarios y sociales. La ansiedad, la depresión y el estrés crónico afectan cada vez a más personas, influyendo directamente en el bienestar emocional, el rendimiento laboral y las relaciones personales.

La salud mental se reconoce ya como un eje clave dentro de las estrategias de salud pública, debido a su estrecha relación con otras enfermedades crónicas y su impacto económico y social a largo plazo.

Reaparición de enfermedades infecciosas

A pesar de los avances médicos, el año 2025 ha registrado rebrotes y aumentos de casos de diversas enfermedades infecciosas, poniendo de manifiesto la fragilidad de los sistemas de vigilancia epidemiológica.

Entre las patologías que han generado mayor preocupación se encuentran el sarampión, la tos ferina, el dengue, la viruela símica y otras enfermedades transmitidas por vectores. La reducción de las coberturas vacunales en algunos territorios y el impacto del cambio climático han favorecido la expansión de estas enfermedades a nuevas zonas geográficas.

Obesidad y enfermedades metabólicas en aumento

La obesidad continúa creciendo como uno de los principales problemas de salud pública, especialmente en países desarrollados y en economías emergentes. Este fenómeno está estrechamente vinculado al aumento de la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial y las enfermedades cardiovasculares.

El incremento de estas patologías refuerza la importancia de promover hábitos de vida saludables desde edades tempranas y de implementar políticas preventivas eficaces.

Retos estructurales para los sistemas sanitarios

El panorama sanitario de 2025 también ha estado marcado por desigualdades en el acceso a la atención médica, una presión creciente sobre los sistemas de salud y la necesidad de invertir en atención primaria y prevención.

La ralentización en los avances de indicadores clave, como la salud materno-infantil o la cobertura de servicios esenciales, ha puesto en evidencia la urgencia de reforzar los recursos sanitarios y la cooperación internacional.

Un año que redefine las prioridades en salud

Las enfermedades que han marcado 2025 reflejan un cambio de paradigma en la salud global: la convivencia entre patologías crónicas, problemas de salud mental y amenazas infecciosas exige estrategias integrales, sostenibles y centradas en las personas.

El reto para los próximos años será transformar este aprendizaje en políticas eficaces que permitan mejorar la prevención, el diagnóstico temprano y la calidad de vida de la población.